Por Iván Calvache (artista visual y escénico)
El llamado “Nuevo Mariano Aguilera” ha
sido articulado ante el desastre de sus últimas ediciones como una tabla de
salvación para emprender nuevas formas, que nos parecen “innovadoras”, pero que
desde hace años ya las vienen poniendo en práctica colectivos y grupos
independientes en toda América Latina. No hay nada más sencillo que decirle a
un artista “tu idea es buena, ejecútala, te damos el dinero”, porque es
precisamente esta política de solidaridad lo que han hecho multitud de
festivales, encuentros y eventos a lo largo y ancho del continente al margen de
la oficialidad y con mínimos recursos, desafiando así por años las bienales y
salones estatales donde un jugoso premio único de diez, veinte o hasta cien mil
dólares era disputado ferozmente por miriadas de esperanzados creadores.
No es lo mismo, obviamente, que le den a
un artista 500 dólares para hacer una obra que probablemente vale cincuenta
veces más, que ganarse el “gordo” con una sóla pieza, más el arte no es una
piñata sino un proceso donde en la ejecución y experiencia radica su secreto.
El “Nuevo Mariano Aguilera” , bajo la
recreación que ha hecho la curadora Ana Rosa Valdez, le ha dado un giro
importante a una feria que ya llevaba años de decadencia, ha mantenido el concepto de “Premio
único” bajo el disfraz de “Premio Mariano Aguilera a la trayectoria artística”,
pero ya no hace falta mandar obra, sólo ser propuesto.
La otra categoría es “Premio Nuevo Mariano
– Becas de Creación e Investigación Artística”, y ahí se han entregado diez
galardones. Todos ellos enfocados “más bien en los procesos artísticos
emergentes”, como rezan sus bases.
No hace falta ser genio para darse cuenta
que esta tomadura de pelo, donde todo el proceso ha sido articulado por una
curadora, donde ha existido un “Comité técnico” conformado por artistas, pero
donde los que han juzgado han sido curadores extranjeros, no es más que un
gesto populista del gran establishment de
quienes mantienen con fórceps al arte
contemporáneo.
Pero
la pregunta aquí es ¿cuánto ganaron los jurados?, ¿cuánto los organizadores?,
cuánto se gastó en el “Nuevo Mariano Aguilera”. Con seguridad sale mejor y más
lucrativo ser un curador, que puede aspirar a ganar más de 10.000 dólares por
ser jurado o gerente de una empresa cultural estatal, que un artista que tiene
que competir honradamente contra una multitud de propuestas.
Estoy de acuerdo contigo Ivan, pero sobre todo me gusta mucho tu postura desde el lugar del artista. me quedó corto sin embargo tu texto, creo que me gustaría mucho que comentes lo que piensas sobre las posibilidades reales que existen, en el caso del premio mayor, en un país como el Ecuador donde en ciudades como Quito y Guayaquil las instituciones u organizaciones que postularían candidatos, con excepciones honrosas, no se interesan ni en el arte ni en la cultura, o ni se enteran sobre la posibilidad de postular. Y muchos artistas con posibilidades de ser postulados no saben del concurso o peor no saben a qué organización podrían sugerir que los postule!! El ganador del premio a la trayectoria Pablo Cardoso, fue postulado por Proceso arte contemporaneo que es una institucion parte d ela CCE nucleo del Guayas donde se ha apoyado al arte actual desde hace mucho tiempo! No se si tenemos la misma suerte en Quito Guayaquil y provincias.
ResponderEliminarfrancamente posibilidades no hay, los premios no son una lotería sino una manipulación desde el poder, y el poder está manejado por entes burocráticos que siempre van a capitalizar los premios a favor de sus parientes y conocidos, esto no es un problema del Ecuador sino mundial, el arte es una mafia y los artistas y curadores sólo contribuimos para que el sistema se renueve una y otra vez con nuevas variantes de corrupción y chantaje
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